viernes, 30 de abril de 2010

La otra campana


"¿Es normal que me ocurran estas cosas?" preguntaba sin cesar. Había llegado a un punto en que no me gustaba en lo que me había convertido.

Recuerdo años atrás en que no tenía celular, ni computadora, ni mucho menos Internet y mi vida se basaba en estudiar y de vez en cuando en comprar algún que otro libro de mis autores favoritos para deleitarme con sus palabras. Esa era mi vida y era feliz... Con eso poco (que para mi era mucho) era feliz...


En un día lluvioso me regalaron esta computadora. Fue uno de mis mejores días, porque además de que había salido bien en una materia había recibido el mejor de los regalos, mi propia computadora que iba a ser sólo mía.

Cuando la recibí nunca pensé en tener Internet, simplemente pensaba que con ella podía llegar a escribir lo que tanto anhelaba, mi historia, mi novela o alguna poesía. Me imaginaba escribiendo hasta tarde mis memorias o mis historias románticas, era mi sueño hecho realidad...

Pasó el tiempo y me llegó el Internet, tan súbitamente como había llegado la computadora, sin pedirlo ni desearlo, simplemente me dijeron "Necesitas Internet" y me lo instalaron. Casi instantáneamente descubrí qué era un blog y por último conocí al Twitter.

Pero no sé en qué instante me perdí, no sé en qué momento dejé de ser yo misma para ser lo que los demás pretendían leer.

Lo que el blog me enseñó es que se puede hacer maravillosos amigos a pesar de las distancias, conocer excelentes escritores, vivir interesantes anécdotas... Por eso amo tanto a mis pequeños espacios y no me arrepiento por nada del mundo de tenerlos, porque con ellos río y lloro, siento la furia, la decepción, el amor, la tristeza y las carcajadas en unas pocas palabras. Sencillamente único y totalmente fuera de serie.

Pero al llegar a Twitter me di cuenta que las cosas son diferentes, muy diferentes...

Por empezar es 100 veces más adictivo que un blog y 20.000 veces más intenso. Puede hacerte sonreír como enojar en cuestión de segundos. Tal vez sea porque es algo que constantemente se está actualizando, y que en una sola página puedes llegar a leer a más de 100 personas a la vez.
Pero así como es de intenso es de superficial, totalmente irreal...

Creo que Twitter es el único lugar donde podés cortar una "relación" con un sólo "clic", cosa que hasta podría definirse como dañino, ya que inevitablemente provoca cierta intolerancia hacia los demás...

"Así no es la vida real... En la vida real no podés enojarte con alguien sólo porque éste dijo algo que a vos no te gusta, no es saludable... " Me decía esa personita que tanto quiero al verme tan adictivamente mal por Twitter...

Él se había dado cuenta lo que yo no quería ver... En tan sólo unos pocos meses estaba obsesionada por lo que pasaba en esa curiosa página, a tal punto que un "follower" o un "#FF" más me hacía sentir inmensamente feliz y un "unfollow" me tiraba al piso...
Y eso sin contar las innumerables reglas que exigían unos pocos para el "buen" uso de Twitter... Infinitas reglas que lo único que hacían era cortar las alas a la libertad...



Llegué a un punto en que la vida virtual importaba más que la real, y al darme cuenta de esto sentí pánico...


¿Qué será de nosotros si seguimos así?



Y al preguntarme esto se me viene a la mente una parte de la película de Disney "WALL-E" cuando toda la humanidad se había mudado a una nave espacial para evitar el gran basurero en que se había convertido la Tierra, y donde todos vivían sentados conectados virtualmente... Ni siquiera se habían dado cuenta que estaban flotando en el espacio rodeados por el más absoluto vacío, lleno de estrellas y galaxias...


Espero que nunca lleguemos a este punto, y si lo hacemos espero no terminar siendo uno de ellos...



"Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo pero nada,
absolutamente nada,
sustituye la mirada del ser humano."

(Paulo Coelho)